Soledad Córdoba

Avilés, 1977. Artista, madre y doctora en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid. 

En la obra de Soledad Córdoba la fotografía es un lugar de pensamiento, desde el que apelar a emociones y vivencias que nacen de lo personal y se amplifican y expresan hacia lo universal a través de un lenguaje poético. La mujer es siempre la protagonista y la guía de todas sus obras, desde la  autorreferencialidad performática la fotografía sirve como documento vital y simbólico. 

Toda su obra la concibe como un gran proyecto extendido en el tiempo. A través de lo simbólico ahonda en aspectos que conectan nuestro cuerpo con lo emocional y espiritual. Donde lo bello y lo siniestro están en equilibrio, donde lo místico y lo terrenal se encuentran en un lugar liminal que es el que le interesa investigar y desde el que quiere reflexionar.

Los estados del alma, las transformaciones del cuerpo, las identidades desplazadas devastadas y transformadas por los deseos, los miedos, el dolor... Todo esto, unido a la poética del paisaje, la conexión con la naturaleza indómita en la que vivimos y los lugares interiores, personales y familiares que se ven trastocados, son algunas de las líneas de pensamiento que se presentan en sus obras. 

Marta Soul

Madrid, 1973. Artista visual y comisaria 

Marta Soul nos evoca el horizonte como el lugar en el que la tierra parece fundirse con el cielo, cuando se divisa produce una sensación etérea, intensa e incluso melancólica. Apenas se alcanza el terreno con la mirada, es una luz que se pierde y al mismo tiempo evoca una belleza que parece representar la belleza del mundo en su totalidad. Evoca un más allá desconocido. Lo que está situado tras esa línea borrosa es desconocido para el ojo de quien observa, pero la imaginación lleva a pensar  una multitud de posibilidades. 

El horizonte es una metáfora de la condición humana por querer alcanzar lo inalcanzable, por establecer metas e ir hacia ellas ignorando el proceso mismo. No es algo estático, es algo que se mueve, pues uno puede imaginar una torre alta en el horizonte y establecer esa edificación como meta de referencia para llegar hasta él, pero, una vez alcanzado, verá de nuevo otro horizonte; esto lleva a pensar que el horizonte no es algo dado en El Mundo Material. El horizonte es más bien un constructo de la psique humana que no está dotada para pensar sin límites. Pero parece que tampoco está dotada para pensar la finitud, ya que una vez alcanzado un límite aparece otro horizonte. El horizonte también es el nombre peculiar que hemos dado a la palabra límite cuando hablamos de paisajes. 

Laura Torrado

Madrid, 1967. Artista visual y doctora en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid 

Laura Torrado, a través de la imagen fotográfica y de otros soportes como el vídeo o la escultura, investiga las poéticas del cuerpo en el espacio público y privado. La serie fotográfica Vida suspendida iniciada en 2010, está inspirada en el género pictórico barroco de las Vanitas o naturalezas muertas. 

Estas Vanitas contemporáneas sostienen un diálogo entre Eros y Tánatos, y confrontan la pulsión de la belleza y de la vida, frente a la desaparición y el advenimiento de la muerte como final compartido. Las imágenes se construyen a partir de puestas en escena teatrales en las que predomina una estética convulsa y excesiva frente a la poética del desecho y de lo efímero.  

El diálogo entre pasado y presente, entre erotismo y muerte, y la ostentación del todo frente a la nada, propia de la estética y del pensamiento barroco, se ponen de manifiesto en esta serie que cuestiona de manera anacrónica la contemporaneidad, lo que en palabras de Agamben vendría a decir lo siguiente: La contemporaneidad es esa relación singular con el propio tiempo, que se adhiere a él pero, a la vez, toma distancia de éste (Giorgio Agamben, Desnudez, 2011). 

Esther Maestre (Comisaria de la exposición)